La Comuna

En el último mes y medio ha habido varios cambios en mi vida. Pero lo más importante es que dejé el hogar que me acogió desde mi llegada a Madrid...tuve que decirle adiós al sitio que aguantó todas esas fiestas, eventos, reuniones...ay, si las paredes (puertas, pisos y hasta escaleras) hablaran! En fin, el hecho es que abandoné esa casita donde alcanzó a pasar -y dejar de pasar- mucho durante los más de 3 años que viví en ese apartamento sola, con Euge -la argy-, con el fucking irish, con los mexicans, a Arturo (el portero) y a los amables vecinos.

Así que dejé mi querido barrio de Chamberí, cerca de los bares y los buenos restaurantes...y todo para pasarme al residencial barrio de Salamanca, donde los bares son menos divertidos (aunque hay uno al lado, el Bar Bar, que tiene un enano -vestido de corte, con peluca blanca y todo..así sea pleno verano- para abrir la puerta). De todas maneras, cuanto extraño tener al Junco o al Bulevar a una cuadra de la casa y poder ir a la hora que sea a tomarse “el alguito”.

Y todo este cambio se dio por la llegada de Laura –alias El Enano- y Cris, mis dos amigas de la U de Colombia y partners de aventura variada, a hacer masters respectivos en Madrid. Así que nos pusimos en la búsqueda de un apartamento más grande para que cupiéramos las 3, además de Peter, el alemán novio de Laura, y ahora vivimos en una linda comuna de 4 personas (afortunadamente la nueva casita es grande).

Ya se inauguró el nuevo hogart, ya Cris echó gente de la casa por encerrarse borrachos en cuartos varios a las 9am, ya ha habido gente de visita, ya se han quedado borrachos a dormir, ya se han quedado a dormir sin estar borrachos (o al menos no tanto), ya se han repartido llaves..en fin, ya se ha hecho lo más importante.

Así que ahora, no queda sino decir: adiós apartamento universitario y bienvenidos a este, nuestro hogar...la comuna de Castelló.